Cuando se habla de cultura e identidad casi siempre se limita el termino a lo folklórico, a las tradiciones populares, a comidas, música, a la bandera y los símbolos patrios, etc. En El Salvador para poder entender su cultura es necesario analizarla desde la perdida de la identidad, y este fenómeno hay que analizarlo desde los acontecimientos ocurridos en la década de los setenta y ochenta durante la guerra civil.
Para dicho análisis nos servirán como marco de referencia los artículos: “El lugar de la identidad y la identidad en su lugar” tomado de el libro Historia e incertidumbre de Víctor Hugo Acuña y el otro “Historia de la identidad no es suficiente” tomado del libro Sobre la Historia de Eric Hobsbawn.
Recordemos un poco de historia. Durante la década de los setenta se comienza a considerar imágenes de nuestra identidad; en primer lugar el Movimiento Sindical ha tomado fuerza dentro de las empresas presionando y concientizando a los trabajadores, tomando medidas de hecho tales como huelgas y marchas de protesta; en segundo lugar está la Iglesia Católica con aires de renovación que surgen en Medellín durante la Segunda Conferencia Episcopal Latinoamericana, donde la Iglesia replantea su caminar en la fe desde el acompañamiento de la población desplazándose hacia la periferia y tomando una Opción Preferencial por los Pobres, su trabajo en favor de los mas desposeídos lo va a realizar desde una pastoral activa y participativa, la creación de las Comunidades Eclesiales de Base que realizaban la reflexión de los textos bíblicos desde la realidad, la concientización que llevan a cabo los sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral, comienzan a surgir la organización campesina católica; en tercer lugar esta del Movimiento Guerrillero el cual va a surgir de la imposibilidad de llegar al poder por la vía electoral, planteándose ésta como alternativa armada y clandestina para generar un cambio en favor de las grandes mayorías, surgirán cinco distintos grupos guerrilleros, cada uno con su tendencia; en cuarto lugar están las Organizaciones Populares, éstas llegan concientizando y ofrecen la organización como medio solucionador de los problemas de ese tiempo, convirtiéndose éstos en el instrumento canalizador del descontento popular.
Por otro lado esta la reacción del estado y de la oligarquía no se hace esperar, comienzan a hacer uso de los medios de comunicación masiva para desprestigiar dichos movimientos, y crean una estructura clandestina (escuadrones de la muerte) para perseguir a los lideres de las cuatro movimientos, fundamentándose en la Doctrina de la Seguridad Nacional.
El incremento de la represión y la opresión llevo a las siguientes consecuencias: la absorción del movimiento católico campesino por una de las organizaciones populares, unificación de las distintas organizaciones populares en un solo frente el FDR, surge la unificación del movimiento guerrillero dando origen al FMLN. Agotándose todas las alternativas y ante la motivación del triunfo sandinista el FMLN decide realizar una insurrección armada en enero de 1981, esperando triunfar en poco tiempo. No obtuvo el apoyo popular esperado y la insurrección termina en una guerra que durará doce años.
Durante la guerra se llegará a pensar en la solución negociada, se hicieron varios intentos pero todos fracasaron de alguna manera por no llegar a un consenso. Fue hasta noviembre de 1989 durante la ofensiva “Hasta el tope” donde el FMLN lleva la guerra hasta la capital, situación aprovechada por la Fuerza Armada para exterminar a la mayor oposición intelectual que hasta entonces encontraban, deciden asesinar a los Padres: Ignacio Ellacuría, Martín Baró, Segundo Montes, Amando López, Armando López, Ramón Moreno.
El empate militar entre ambas fuerzas beligerantes y el asesinato de los Padres Jesuitas llevo a ambas partes a buscar una salida al conflicto armado, hasta que se llega a la firma de los acuerdos de paz. Para llegar a la negociación se tuvo la influencia de varios factores, tanto externos como fue las Naciones Unidas, el derrumbamiento del bloque socialista; como internos: el cansancio de la gente unida en una guerra de doce años, el cambio ideológico tanto de la izquierda como el de la derecha. En hasta en Enero de 1992 que se firma la paz bajo la supervisión de las Naciones Unidas.
Es a partir de la firma de los acuerdos de paz que el estado comienza a operar un proceso de construcción de la memoria intentando borrar el pasado, creando una identidad anclada en el pasado por medio de mitos disfrazados de historia elaborando un nacionalismo con una historia oficial y con una nueva identidad, ahogada en el individualismo y en el conformismo generado por el mismo sistema neoliberal.
Ante el problema de la creación de una historia oficial fundamentada de nacionalismo y mitos tiene su apoyo en académicos que se han prestado a dicha desfiguración. Se trata de personas que tienen poder político y que tienen el control de la educación, volviendo la historia en un instrumento peligroso e ideológico.
La función del historiador debe consistir en la objetividad en la investigación histórica científica acompañada de disciplina, acompañada de pruebas, fuentes y citas, con el objetivo de ir creando una nueva identidad donde los salvadoreños no desconozcan su historia.